12.6.10

~Aquellas cosas~

Creemos conocer a los demás. "Es mi amigo" proclamamos orgullosos. Hasta que un día la realidad nos golpea con toda su crueldad y nos damos cuenta de que somos completos desconocidos.

Todos cambiamos. El tiempo y la vida nos van moldeando a su antojo, a base de golpes, de desesperanza y de frustración. Yo no soy igual que hace cinco años, ni siquiera que hace uno. A veces me sorprendo pensando cosas que hacen que no me reconozca. ¿Cómo voy a conocer a los demás si no sé lo que anida en mi propio interior?


Una historia que habla de tiempos vividos,
donde todo se engloba bajo el mismo signo: la amistad.
Y eran lunas para disfrutar,
sin pensar mañana qué vendrá,
sin preocuparnos, que un día la magia se iba a acabar.

Y pasa el tiempo y ves que aquellos amigos,
que eran todo lo que te hacía falta pa’ andar el camino…
ante todo siempre la amistad,
la familia podía esperar…
hasta que un día te ves en la vida más solo que ná.

He rebobinao mi vida, buscando el color,
He leído las cartas que había en el cajón.
Cómo ha cambiado la vida…
Mi padre, ¡cuánta razón!

¿Dónde se fueron las cosas que solíamos hacer?
Aún no es muy tarde pa’ coger el tren.
Sé que mereces la pena…
Que no te quiero perder.

¿Te acuerdas hace unos años? Tantas risas, disfrutamos,
y el mañana nos pintaba genial…
Y mi padre me decía: “piensa hijo, que algún día
llegará la cruda realidad”.
Y metido dentro de la pesadilla,
una noche se cumplió la profecía,
y un silencio mortal… empiezas a notar
que nada será igual.

Te despiertas cualquier día, y tu cara te da pistas
de la noche que pasaste ayer,
y sientes que el agujero está mas cerca que lejos,
toca ahora, ya no hay proceder.
Cuando ves tu cara dentro del espejo,
y presientes que tienes muy mal aspecto,
y empiezas a pensar “he de recuperar
lo que he dejao atrás”.

He rebobinao mi vida, buscando el color,
He leído las cartas que había en el cajón.
Cómo ha cambiado la vida…
Mi padre, ¡cuánta razón!

¿Dónde se fueron las cosas que solíamos hacer?
Aún no es muy tarde pa’ coger el tren.
Sé que mereces la pena…
Que no te quiero perder.

Una mañana perdío en el pueblo
busqué tu cara, ya no sé dónde está,
quizás se ha esfumado, no la supe hallar.
Y ahora me encuentro que apenas me queda nada,
tus recuerdos, tu alegría, carcajadas,
tu forma de pensar… no me pienso olvidar.
¿El Poncho dónde estará?

He rebobinao mi vida, buscando el color,
He leído las cartas que había en el cajón.
Cómo ha cambiado la vida…
Mi padre, ¡cuánta razón!

¿Dónde se fueron las cosas que solíamos hacer?
Aún no es muy tarde pa’ coger el tren.
Sé que mereces la pena…
Que no te quiero perder.


[.Benito Kamelas.]




~The Cheshire Cat~

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